Decir adiós no es fácil

Con el corazón apretado hay que escribir esta nota, pues siempre es difícil despedirse de un ser querido y más aún cuando tiene esos grandes pergaminos.

Recuerdo, como si fuera ayer cuando lo tuve que entrevistar, era como por el 2004, estábamos hablando y le dije Oiga Don Segundo, no alcance a decir otra palabra y me dijo Chano, Chuchetumadre, con la entonación que ya le conocíamos y es que Don Feliciano “Chano” San Martín, era un personaje o como diríamos un Crack.
Era una persona amable, muy querendón de su familia y de los suyos, excelente vecino, no dudaba en tirar su chuchada cuando correspondía y acogía en su casa a los que la visitábamos, como uno más de la familia.

Es difícil poder en pocas palabras a Don Chano, pues no solo fue futbolista, Fue Jinete del Club Hípico de Concepción, tuvo negocio, fue taxista, Corresponsal de Canal 5 (UCTV), Dirigente del Fernández Vial, Candidato a Regidor (lo que sería hoy Concejal) por Concepción, Propulsor de Barrio Norte Comuna entre otras tantas, aparte de ser Futbolista, Capitán e Ídolo de Fernández Vial y bi campeón Regional en los años 58 y 59 también se puso la camiseta de otro club que según él, le arrebató un trocito del corazón, Fanaloza. Quizás por el mismo cariño que le tenía a Penco y que a él le pregonaron a él, se llevó a Vialito a Penco cuando la ACF (ASOCIACIÓN CENTRAL DE FÚTBOL, anterior a la ANFP y que Vial Derrocó) a petición del club inventado, prohibió a dos clubes en la misma ciudad. Pero ojo, así como nos llevó a Penco, tuvo la misma picardía para hacernos venir nuevamente a Collao a jugar (en esos años solo le llamábamos el Regional al Ester Roa). Inclusive dentro de los 15 años que defendió a Vialito, 12 como capitán, lo tentaron para dejar al Vial y ponerse una camiseta de otro equipo, pero profesional y el no quiso.

“Feliciano San Martín, gran puntero derecho del Vial, jugó 15 años en el equipo y 12 fue capitán, le ofrecieron jugar en el fútbol profesional y no quiso, era chofer de Canal 5 cuando yo hice la práctica allí”, relata Mosciatti. El periodista se pasaba comentando los partidos con San Martín, que conocía la procedencia de todo el público: “me decía ‘ese gallo de allá, dirigente de los estibadores de Talcahuano; ese de allá, los del sindicato de la planta no sé cuánto; ese de allá es secretario de la federación de estudiantes y así con casi todo el mundo”.
Desde pequeño le llamo la atención el deporte, teniendo tan cerca el hipódromo (el antiguo hipódromo estaba en Barrio Norte, sector la Pampa), claro que la Hípica fue su fijación, pero “como son las cosas” me dijo Don Chano en esa entrevista, “yo era de Chillancito y mis amigos casi todos del Vial, así que acompañaba a mis amigos a apedrear los trenes a la estación de Chillancito, cuando iban con los hinchas, del Coquimbo Crav, Vipla, Marcos Serrano, ETC.”

Aunque suene obvio lo que le pregunté esa vez, yo pensaba que me iba a dar una descripción del porqué, hasta esperaba mi shushada, para una pregunta que yo creí tan obvia, pero que no lo era así. Don Chano porque ese amor al Vial, tan incondicional… “Porque amo a mi Esposa (María Teresa) y ella sí que es Vialina y obviamente a mí me hizo Vialino”.

Volviendo a la época del regional Don Chano, le pregunte esa vez, porqué le decían “Loco”: “Bueno primero yo era bien loco, cerrado con mis ideas y lo que me proponía, lo hacía, y ya en la cancha yo era medio caballo loco, cuando corría a mí no me paraba ni el viento, si bien no era un gran goleador (anoto los goles que nos dieron los campeonatos del 58 y 59), me generaba por lo menos 30 ocasiones por partido y de ahí mi apodo de Loco”.

Ahora solo para satisfacer una consulta personal, porque siempre ver el partido desde atrás de la cancha: “Bueno como te dije antes, yo soy muy loco y por lo mismo me pongo nervioso al ver el partido, soy como todos que quiere que su equipo siempre gane, pero me molesta cuando unos jóvenes les gritan cosas a sus propios jugadores, por eso prefiero aislarme, si tengo que decir mis puteadas las digo en mi metro cuadrado, como no hay nadie, nadie va a decir que el Loco San Martin le sacó la madre, ni tampoco un jugador va a decir, oye, el loquito me gritó tal cosa”.

Hago memoria en esos recuerdos, de notas, conversaciones de estadio, de viajes de mil y una vez que nos vimos con Don Chano, En Chillán casi nos fuimos presos por pelear con un paco que no nos dejó entrar un puto ají para el pan… dimos jugo, a un amigo Don Manuel Cifuentes tuvo que sacarlo del ala, cuando ya le pegaba al criterioso uniformado que había reventado el ají, manchando una ínfima parte de la ropa de mi amigo, comparado con todo el traje verde del poli, nos sentamos y desde abajo don Chano nos llamaba, No sean huevetas, era cosa que me pidieran ají a mí.

No puedo dejar de mencionar, que para el aniversario 110 de nuestro club (se hizo un partido entre el plantel actual -2013- y viejas glorias aurinegras y el, con más de 75 años no dudó un segundo en vestirse de corto, short y camiseta para jugar por las viejas glorias Vialinas, junto a Víctor Hugo Amatti, Richard Zambrano, Rubén Rundo, Pablo Pereira, Cristian Basaure, entre otros.

Hoy que ya estas bajo tierra, que recibiste el homenaje de tus seres queridos, tu linda familia, a quien todo el equipo de HighlanderVial les hace llegar su pésame. Recibiste en el cementerio la visita de una verdadera marea Aurinegra, quienes demostraron que no solo en las Buenas se está con el Inmortal.
Te podemos decir Gracias Feliciano, porque nos regalaste tu alegría, a nuestros abuelos y padres los deslumbraste con tus goles y fútbol, que llegaron como leyendas a nuestros oídos.
Hoy no despediré a un referente, como escribió algún medio, pues no eras referente, tú eras un Ídolo Aurinegro y hoy que te reencuentras con tus amigos de juventud, con tu querida esposa y con los campeones del 58 y 59 solo te puedo decir Adiós Capitán, ADIOS LEYENDA.

La camiseta 7 desde hoy debería llevar por siempre una marca de luto, por tu gran recuerdo, de seguro arriba el Gran Almirante Arturo Fernández Vial, te está esperando para darte la jineta de Capitán.